4.5.13

Maradona y los sueños




El universo de los chistes sobre Maradona es impresionante. Hay uno de cuño reciente, uno o dos meses a lo más, el cual me llamó la atención. Lo más significativo aquí es que muchos de ustedes ya sabrán a qué issue me refiero. Se trata de aquel en que se hace referencia a Hugo Chavez en una parodia al sueño de Maduro, en el que tendría contacto efectivo con el difunto en el nivel onírico, manifestándosele en la forma de un animal.

Lo que llama la atención más en todo esto es la forma en la que el inconsciente colectivo resuelve un conjunto amplio de valores de carácter problemático y conflictivo, mediante un procedimiento económico-mental que en ocasiones semeja la justicia poética.

Para empezar, el drogadicto en general es un mitómano por naturaleza, y el cocainómano es el mitómano por excelencia, debido precisamente, al ser la cocaína una droga que conecta directamente con las zonas del lenguaje -y entre éstas particularmente el verbal. De ahí que una de sus representaciones dentro del caló que se utiliza para referirse a ella sea la del perico.

La sabiduría, esta justicia a la que me refería arriba, del chiste resultante, consiste en descubrir la verdadera naturaleza psicológica de Maradona, al traicionarlo su sueño con un lapsus que revela el deseo verdadero que lo motiva, sublimando distorsionadamente la representación animalesca del Comandante.

Sabemos que se trata de un chiste sobre Maradona y no uno que él mismo haya fabricado, pero lo más importante en todo este asunto es que el pensamiento resultante, supuestamente proviniendo del inconsciente colectivo, coincide con el pensamiento que sabemos maneja Maradona. Es decir, el pensamiento aparece como verdadero.

A saber, la gratuidad o consecuencia del hecho de que supuestamente el Comandante Chavez, fallecido tiempo ha, se le habría aparecido en sueños al deportista, es una pantalla, meramente el pretexto que envuelve, descubre y proyecta, el motivo real de la pulsión: de que se le apareciera en la forma de un ave, pero de un tipo muy característico de ave: de un ave que puede hablar, y que puede hacerlo por mucho tiempo.

La genialidad del chiste reside en que hace reír, sí, pero su valía en la construcción del imaginario simbólico es que permite realzar y discernir las fuerzas que entran en juego e inclinan hacia un lado u otro la balanza en cuanto a la forma que toma el pensamiento, en sus distintas sedimentaciones, como si se tratase de una astucia de la razón.