30.5.11

17.5.11

 Avanzas. La penosa sensación de avanzar a palmos. Desde las profundidades de la colmena. Sabía que me intervenían pero luego escuché el siseo. Apenas audible y con una periodicidad rota y dilatada. No me iban a engañar tan fácil. Llevo tanto tiempo en el trabajo, tantas horas, que yo ya veo esta condición como el motivo de mi vida entera. Seguiría trabajando pero sé que tengo que dormir, que esa pequeña tregua nocturna, esa aparente rendición es una condición necesaria para que me entregue a la tarea de lleno al día siguiente. Con la comida pasa otro tanto. Tienes que hacerlo. Es una disciplina, una manera de hacer las cosas con objetivos a fines. Pensar como si se trazara una línea punteada anticipándose a la flecha y la tortuga. Parabolear. Recuerdo a los monjes copistas y al planeta de los simios, pero no me digas nasty. Mi procesador es uno muy limpio, casi inaudible, si acaso un zumbido mamoncín allá atrás de todo, del universo entero de nuestra representación dinámica del día de hoy. Es cosa de perspectivas, esto de hablar del día de hoy, como si fuera significativo. Por que lo que yo atiendo el día de hoy, en mi trabajo, es apenas el siglo 14, y eso que terminando y todo pueda llevarse lo que me queda de vida, sólo el 14. Entonces yo viajo, digamos, en la larga duración y por lo tanto ese siseo no pudo pasarme desapercibido. No puedo precisarlo pero el fenómeno debió haber comenzado el día terrestre de ayer, por la tarde. Pero igual te puedo decir mejor que esto comenzó hoy y no hay gran diferencia. Lo que me intriga es, que si bien sé que me siguen, no puedo ver desde dónde. Sé que es difícil burlar el escudo pero tampoco me están ayudando mucho las defensas del cinturón, todos los sistemas lo que me dicen es que se me sigue desde aquí mismo y eso no lo puedo entender.

7.5.11

Me puse en jaque. Paré lo que estaba haciendo, el trabajo absorbente de la investigación, y ahora sí, me tiré en el sofá y traté de no pensar en nada. Me encontré mirando unas visualizaciones en el  reproductor de medios, con la boca abierta. Me sorprendo de las cosas que soy capaz de hacer. Es decir, a la vez que escuchaba la música que generaba ese portento óptico, el de las visualizaciones, estaba pensando muy por debajo de todo, en algo relacionado con las voces literarias y la manera de tender puentes, verdad, algo relacionado con una ingeniería para enlazar capítulos, ves, era una onda así muy densa. Pero en ese momento, lo que predominaba más en la percepción, era la onda externa, los ojos, es decir la vista, y pues sí, una onda acá de sinestesia grave. Te cuento esto y puedes pensar que el trance fue largo, pero no es así. Fue algo fugaz, al momento siguiente estaba, no sé, practicando el tiro o habría ido a nadar a las piscinas. Sin embargo, bastó ese momento de oro, como lo veo ahora, para que me clavara en la resonancia de la voz, verdad, que la onda estaba –está- en la naturaleza de las voces literarias.