20.7.12


Es viernes y sigo en paranoia. El trabajo, las tormentas y la idea de progreso.

Leí ayer a Walter Benjamín en una especie de decálogo. Me sentí aludido.

Tengo entendido que se me está aludiendo hoy por hoy de buena manera.

Hace una semana encontré dinero, y estuvo bien. Existe la sensación de estar en forma otra vez.


Veo ahora que debo estar escribiendo acerca de todo esto, del progreso, del proceso mismo. El mensaje en la botella remixed.


He leído muy poco de Walter, pero en ese poco me pareció reconocerlo como un legitimador de la contemporaneidad del arte. Viene por la línea de la técnica, tema clave. Hace casi cien años.


Me da gusto, mucho, escribir en un teclado con tecla “ñ”.


Estamos en el proceso electoral todavía, pienso que desde noviembre del año pasado, cuando vagando una mañana me encontré con la convocatoria del IFE, momento luminoso en esto de los túneles y las mazmorras. Pero es hace quince o veinte días que me puse a hacer notas en un cuaderno.


Hace ocho o nueve años le dije a un viejo amigo que tenía mucho –eternidades-  que no tomaba un lápiz o una pluma, que sabía que eso estaba mal pero que me gustaba sin embargo mucho estar frente a la pantalla.


Comencé de pronto a escribir notas, pero más importante es que lo hice con miras a que fuese una actividad sistemática. Y ahora me dispongo a retomarlas en el sentido de transcribirlas en tanto digitalizarlas.