1.6.11

Es así como caemos en la cuenta de la fugacidad del tiempo y de la vida. La ceniza que sobrevuela un campo devastado. Un paneo. Como los gatos cuando son arrojados hacia arriba, la manera en que sacan sus uñas, en el aire giran, dispuestos a agarrarse de algo, cualquier cosa. Lo he visto. He visto la desesperación en sus ojos amarillos durante el trance. Pero son gatos, y están aprendiendo. Esto nos enseña nuestro parentesco con ellos, nuestras diferencias. Entonces vemos que somos iguales. Que nuestras uñas son otras –el giro en el aire, en definitiva diferente y más limitado-, pero que caemos por igual, y por lo tanto, existe una avidez, una desesperación por asirnos de las cosas. Es así como surge la relación sujeto-objeto en la génesis misma del aprender.