4.9.12
mi corazón es una forma
Me preguntan si puedo escribir un artículo, un texto coherente con cierta periodicidad, digamos, cada semana. Estamos hablando de un estímulo económico por medio, en una especie de acuerdo. No lo sé. Reconozco la integración en un texto cuando encuentro en él pies y cabeza. He escuchado también la expresión con mis amigos los editores: un texto redondo. Se trata de distintas maneras de referirse a un trabajo con la calidad mínima aceptable.
Cuando el asunto a tratar es expuesto con elegancia además, en una forma, se diría, tranquila, estamos hablando de otros logros. Mientras más medito en esto, la cuestión del estilo, dejo de pensar en el texto como algo con pies y cabeza, como un organismo que se desplaza a traves de bytes y celulosa, y comienzo a visualizarlo más como un arbusto al que damos forma con las tijeras del jardinero. Porque el arte es eso también, una poda inteligente. Amputar aquí un trozo, permitir por el contrario a otras ramas su desarrollo, claro, buscando siempre cierto equilibrio y las figuras de las formas bellas.
Es decir, los problemas de la estructura no me importan tanto. La realidad puede ser imperfecta. Lo que me interesa son los jardines locos. O tal vez sea que los problemas de estructura sí me interesan y lo que hago sea especular sus posibilidades.