Voy a intentar armar algo sobre la marcha, como los buenos. Estoy preparado. Sé de lo que se trata. Se trata de no caer, porque caer para el funambulista, es como el error para Descartes. Es decir, la idea es no pensar en absoluto en ello, en el error. Y concentrarse más en la sensación del aire en la piel, y su
sabor en la nariz. Ligeras variaciones atmosféricas producen registros que orientan al funámbulo experto.