"Sería difícil imaginar un paraje más tranquilo y alentador, un paraje menos propicio a recibir o albergar horrores, ni siquiera en la Norteamérica de la tranquila primera parte del sigo XXI, que el suburbio -mejor dicho, exurbio- las Colinas de los Funcionarios Públicos."
"No había calles ni carreteras, sólo discos de cemento, con olor a pino, que servían de aparcamiento y que ahora albergaban las extrañas sombras de los cópteros y los vibroaviones que reposaban durante la noche, como libélulas y polillas adormecidas."
Fritz Leiber, El futuro encantado